junio 23, 2008

Hilda Mundy


Debo confesar que su retórica tiene un sabor añejo que no termina de gustarme, una floritura literaria demasiada densa para mi gusto. Sin embargo Hilda es una maestra de la innovación y la osadía, solo el intento de remontarme a la época en la que ella se animó a publicar “Impresiones de la Guerra del Chaco”, me es imposible por la forma imprecisa de los textos, sorprende la valentía para marcar una línea de escritura muy propia despojada de cualquier cuidado para con los demás que no sea la honestidad consigo misma.

Leer estos textos después de poco más de 80 años sorprende. Podría haber escrito fácilmente un blog Hilda Mundy, la estructura breve sin embargo sustanciosa y poderosa de sus textos son una motivación para los timoratos principiantes que temen tanto la crítica. Con todo en su contra, publica con cierta regularidad y muestra una opinión personal firme, hace del humor la muleta para caminar la flagelante realidad de los días de guerra.

Hilda Mundy, o Laura Villanueva, en una pequeña ciudad como Oruro, emprende una actividad literaria importante prácticamente inédita en su ciudad natal, apenas acompañada por alguna que otra cómplice siendo que desde entonces mayoritariamente masculinas.

Su voz, desde la estación mirando las despedidas, sus ojos desde el otro lado de la radio captando la sutilezas de las respuestas, las verdades en letra chica revelan un lado desconocido de la guerra, un lado lejos de la trinchera, al menos de la trinchera real, pues cada una de sus reflexiones es reflejo de una lucha mas protocolar y sin sangre, pero no por ello menos dolorosa ni lesiva.

junio 13, 2008

La criada de la Sra. Blaha : Rainer María Rilke

No encuentro otro modo de comenzar este post que no sea aludiendo a la repetida y trillada frase de que la infancia nos marca para siempre. Particularmente las tragedias de la infancia, sin embargo estoy convencida que existe un mecanismo casi mágico que logra que estos terrores de la primera época se vayan transformando en arte. Las infancias tormentosas suelen, con cierta frecuencia, ser el inicio de muchos artistas.

La librería Ecdótica, gracias a Bartolomé Leal, ha elegido para junio el cuento: La criada de la Sra. Blaha. Una muchacha, una situación inicial tan familiar que podría haber ocurrido en cualquier lugar de Bolivia, solo algunos datos como los nombres de los personajes y lugares no dan otra ubicación.

La protagonista es una muchacha cualquiera, pero escondidas en su pinta de chica de pueblo hay tinieblas de las que ella misma es inocente. Un lenguaje simple, con frases que parecen dispersas, obligan a esforzarse en la búsqueda de relación entre ellas. Poco a poco la historia nos va dejando una sensación extraña que cierra con un escalofrío.

Mas o menos sucede lo mismo con la lectura de la biografía de Rainer Maria Rilke, su infancia marcada por la hermana muerta que le precedió, el duelo irresuelto de su madre que le vistió de niña hasta lo cinco años, la incursión forzada en la escuela militar, las mujeres que lo amaron e influenciaron, y un largo etcétera que lleva enfermedad, guerra, amistades y la escritura de su propio epitafio.

El asomo por la vida de seres presas de sus propios demonios, seres extraños y oscuros, resulta una experiencia fascinante, una mezcla de placer y horror. Ana, en el cuento de Rilke, es como el Sr. Wonka, el hombre manos de tijera de Tim Burton, los personajes de Guadalupe Nettel en El Huésped, los extraños seres suicidas de Vila Matas, las escritoras Alfonsina de Roberto Cáceres, almas perdidas, marcadas, pero finalmente vivas, con algo que contar.

junio 12, 2008

Cuentos ganadores Oscar Cerruto

Por las cosas extrañas y dichosas de la vida he presenciado la presentación de cuentos ganadores del concurso Oscar Cerruto, organizado desde hace dos años por el Centro de Estudiantes de la Carrera e Literatura de la UMSA.

El fruto de los dos años del concurso es un libro (tamaño "breve") con los textos ganadores. Se trata de cuentos cápsula, algunos enrevesados, anudados, que requieren de cierta sensibilidad, otros jocosos y de fácil digestión. Uno a uno se puede ir degustando de ellos, como caramelos cuyo sabor solo se determina al terminar de saborearlos. Dignos de coleccionar.

Lo ganadores del 2006 y 2007 han sido respectivamente:

Muñecas
Cristina Wayar

Para mamá fui siempre una muñequita, con vestidos de volados y cabellos bien peinados. También jugué a ser madre y mis muñecas fueron mis niñas; les ponía vestidos elegantes y cepillaba durante horas sus caballeras rubias para trenzarlas y ponerles lazos vistosos.

Sé de muñecas, lo juro; pero cuando mi marido me arranca el vestido y me tiene cogida de los pelos, no dejo de preguntarme: ¿No que los hombres no jugaban con muñecas?


…Conquista
Por: Diego Mejía

Bajó de la colina, con su andar preciso y corto, dispuesta y al acecho; sabía en lo profundo de su ser que la mejor forma de capturar, era volverse presa. Él no podía contener sus ansias al ver su silueta dibujada en la pradera, cuando le acosaba de espaldas, sabiendo que él descubriría su imagen, revelada por el aroma que dejaba en el viento. Así, le rodeaba lentamente, siempre alerta, ensombrecida por la cautela, pendiente de cada movimiento; mientras, él la seguía con el olfato creando figuras sobre la maleza y el forraje, girando siempre en torno sin quebrar el silencio de la hojarasca con un paso.
-aquí- decía una sombra.
-no, acá- parecía responder otra y, entre la quietud que dejaban las pausas y el vaivén de las ramas, solo unas risas seguidas de su propio eco rompían la espera.
-¡aquí!- gritó entonces una de las sombras ya en medio vuelo, mostrando alegre las fauces.
-¡no, acá!- parecía responder otra desde lo profundo y oscuro que había detrás de una sonrisa, él no podía contener sus ansias, jamás había tenido cena más feliz.

junio 05, 2008

Sonriendo a la Muerte o Más sobre Vila Matas


Me quedó muy corto el post de Vila Matas y Suicidios ejemplares, y es que no se puede esperar menos de un libro tan particular. Se merece un mayor detenimiento, al menos mi mayor detenimiento.

Tratándose de un libro publicado por primera vez el 2000 ya el mismo Vila Matas ha expresado que le falta una segunda parte que estará compuesta por las cartas que ha recibido de numerosos "suicidas" que le han contado sus propias historias o que bien le han rebatido las que cuenta. No nos queda más que esperar el segundo tomo de la temeraria saga de la muerte.

Con la pretensión de adentrarme en las profundidades de "Suicidios ejemplares" quiero detenerme en el título, que es reflejo mismo de la obra, atrayente como la muerte pero con una leve sombra de sorna, una sutil manera de burlarse, reírse del fenómeno menos alegre de la vida. Creo que este doble sentido solo puede reflejarse del todo al terminar la lectura de cada historia de suicidio.

Me recuerda a esa noche en la que me llamó un amigo bastante tarde, me dijo que algo le había pasado, cuando lo encontré tenía una sonrisa que no se le borraba, pero no era una felicidad limpia parecía que le hubieran contado un chiste que no podía dejar de curvar sus labios. De pronto nos sentamos en la banca de una plaza y me dijo que había dado un adelanto para rentar un cuarto y que el tipo había desaparecido, era una suma fuerte de dinero, pero el me lo contaba sin poder aguantarse la sonrisa. “lo más raro es que me puse a reír cuando lo supe”. Espere durante el tiempo que conversamos que esa su risa se haga llanto, mis esquemas mentales no daban cabida a lo que veía, pero no sucedió. Esos recuerdos vienen ahora que leo a Vila Matas, que sin estafas ni puentes de las Américas tentadores me da la misma sensación.

Volviendo a “Suicidios ejemplares”, donde una espera depresión encuentra en realidad desconcierto, se trata de historias que terminan con un ribete extraño que obligan a volver a la lectura y peguntarse qué es lo que uno se perdió, pero que al encontrar ese engranaje uno tiene la maravillosa verdad de la lectura deslumbrándole desde el relato.

Rosa es guardia en el museo de la ciudad, tiene dos hijos uno de ellos con una enfermedad fulminante que él mismo ignora. Es el cumpleaños de Rosa y nadie podrá ir a comer con ella por todas esas cosas de la rutina. Rosa se pasa el resto de la mañana buscando motivos para no matarse y al mismo tiempo formas de hacerlo. En una extraña relación con los cuadros que cuida en el museo Rosa llega al punto mismo de decisión, ya casi en el umbral de la muerte se decide por la vida que en realidad es mucho peor que la muerte misma.

Pero mejor aun es la historia del pintor de Babakua y sus habitantes, Panizo del Valle él que jamás había visitado la isla y en su primera expedición marítima para conocerla recibe del marinero protagonista una revelación que además de criticarle le hace dudar de toda certeza, sumido en una completa perplejidad pierde noción del mundo y se pierde para siempre en la espesa selva de Babakua sin que se sepa nunca mas de él. ¿Suicido, rapto, desaparición? No se sabe, lo que es un hecho es que el marinero queda algo turbado y fastidiado también por las revelación que hace al pintor Panizo del valle, decide también morir, luego de analizar algunas posibilidades se queda con la de recibir cosquillas hasta morir, otra vez Vila Matas se ríe a mandíbula batiente de la muerte, literalmente su personaje quiere morirse de risa.

La historia que no puedo dejar de mencionar por que alude a este blog directamente a este “Coleccionista de tempestades”, tal vez debería cambiar el nombre al blog. En esta penúltima historia se hace más visible que en cualquiera la manera de ver la muerte como la situación mas graciosa. “estúpidamente cínica como la muerte” dice casi al finalizar. Vila Matas se burla de la muerte se ríe de lo más trágico quizá como una saludable forma de hacer en parte digerible, verla al menos desde la risa y no desde la convencionalidad del espanto.