julio 29, 2008

Cárcel de Arboles: Rodrigo Rey Rosa

Dormido está en la tapa del tanque del baño el libro de Rey Rosa Cárcel de Árboles, lo ando leyendo esto días y me parece tan inofensivo visto de lejos con su cubierta blanca algo gastada por el uso. Es un libro prestado sin fecha de devolución, sin embargo su lectura me apresa, pero no con esa voracidad de los textos que hacen que una se trasnoche, pero sí en el sentido de tenerme pendiente de él, dudando de mis propias impresiones, pensando si lo que entiendo es en realidad lo que se quiso decir.

Esta permanente sensación de duda me hace leer de nuevo y entonces surge la explosión, todo de repente engrana se van articulando uno a uno los detalles, incluso los que parecen irrelevantes.

Cárcel de Árboles toca la convergencia entre el lenguaje, el pensamiento y el placer, una ficción desconcertante sobre las capacidades del hombre para entender el mundo a través de palabras y por ende sufrirlo o disfrutarlo.

Una Doctora, una apuesta por anular el pensamiento cortando la lengua, interviniendo el cerebro, la relación entre palabra y placer, eliminando los lazos cerebrales de la memoria, convierte a hombres en máquinas de perfecta obediencia. Pero no cuenta con la escritura, los signos que construyen un mundo que las operaciones no logran borrar.

Casi un texto de ciencia ficción, al principio tedioso, casi incomprensible, solo luego deslumbrante.

julio 18, 2008

!Cago pues¡ Crispín Portugal Textos inéditos

Mi nombre es

Mi nombre es Crispín Portugal Chávez nací el 17 de noviembre de 1975 y mi chapa es “el torcido” Vine al mundo un día lleno de niebla y frío, aparecí totalmente vestido a lo caballerito; crecí un poco y empecé a doblarme como un arco, comí mucho y nunca engordé y de ahí que comprendo que mi chapa sea “el torcido”. Pretendo reproducirme como el mejor de los conejos que cría mi abuela, fallecida hace poco. Y después morir sin cambiar mi nombre y mis apellidos. Crispín Portugal Chávez.

***

En un sobre manila doblado me entregaron los textos de Crispín, su esposa los mandaba. Había dentro hojas impresas, un par de hojas cuadriculadas con letra prolija, otras tantas muy dobladas, todas con una letra que iba de dulce y dibujada a veloz y aguda.

Intenté abstraerme de todo lo simbólico de esos papeles, hacer un trabajo técnico una transcripción, revisión y edición. Lo armamos con su esposa y luego nos tomamos unos te con tés.

Muchos amigos mandaron sus textos le escribieron aun ahora, todavía después de la presentación nos quedamos varios recordando las cosas que decía, lo que no hacía. Y yo muda solo escuché todos esos nuestros intentos de traerle un poco. Dijo el Osvaldo que su muerte es más grande que su vida, y tal vez es cierto.

Luego nos fuimos, tomé un minubús que me dejó todavía unas cuadras de caminata. Solo alcancé a caminar un poco, toda esa noche se me estaba arremolinando en el pecho así que paré para que salga todo de un vez.

Aun sobre mi colchón mirando las estrellas fosforescentes, sentí la oquedad de la tristeza.


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El libro es un recuerdo en sí, altamente recomendado, aporte de muchos recuerdos de todos para Crispín.

julio 17, 2008

Vadik Barrón


Ha sido una más que agradable sorpresa escuchar los poemas de Vadik, digo escuchar pues los leyó y algunos los cantó, el lunes pasado en el Etno Café.
No encontré sin embargo poemas suyos en la red, pero sí algunas letras de sus canciones que facilmetne podrían ser las primeras.

Hoy me siento particularmente torpe para escribir sobre lo leído, solo dejo el texto-canción para ser disfrutado, sin duda una voz muy particular en esta colección.

Cantautor

tengo catorce lucas
en el frasco del azúcar
para viajar al fondo del cañón.
desalojar fantasmas inquilinos
que hacen pacto con los niños
del lugar.

tengo que serenar esta guitarra
que se agita que me agarra
y no me deja marchar.
tengo que ir a fundar un continente
ojo con ojo, diente a diente
piedra fundamental.

lo que te digo lo sabe solo el viento
los ladrillos y tejas, los bichos de mi pieza
y tú que estás sentada
mirando en el umbral del año dos, vos.

si fuese un cantautor
de prosa consumada
de verso elocuente
y rima bien cuidada.
yo solo rimo flores con amores,
niebla, tiniebla; beso y hueso
y pare de contar.

no soy un cantautor que va, ni en broma
pero a veces asoman
las ganas de cantar.
entonces abro muros y ventanas
secuestro a la mañana
la poso en tu portal.

si te hago una canción serás cometa
yo astrónomo vigía
pensando todo el día
en ponerle tu nombre
a una constelación

julio 14, 2008

La Madre del Monstruo : Maximo Gorki

Leí en ecdótica “La madre del monstruo” de Máximo Gorki. La selección mensual la hace Bartolomé Leal, este trabajo que encuentro similar al del coleccionista, me parece una sutil manera de dejarse ver, al menos los gustos literarios y que feliz coincidencia encontrarlos parecidos a los mías.

El cuento es como casi siempre en esta selección, corto pero avasallador, un encuentro con las oscuridades de la humanidad, con la imperfección de su condición. Los discursos triunfalistas de la humanidad como la cúspide de la evolución son fútiles, tal vez solo viendo un poco los horrores seremos capaces de vernos un poco más reales.

El cuento es la historia de la madre de un hijo deforme que lejos de inspirar pena se merece el rechazo de todos, solo su abnegada madre se limita la vida para hacerle vivir, y es que la maternidad es una cosa jodida, el pasar por el cuerpo de una mujer nunca la deja ilesa.

Aun joven trabaja por un hijo esperpento que no tiene ni la triste simpatía ni el sincero afecto de los discapacitados intelectuales, la mujer vive una transformación que de a poco la va convirtiendo un poco como su propio hijo.

Es difícil decir que uno gusta de este cuento, más bien lo digiere con voracidad, recibe de su lectura una generosa dote de emociones, a veces difíciles de encontrar.

julio 02, 2008

El Jardín De Nora de Blanca Wiethüchter

Sostiene nuestro buen amigo Malevo que esa idea de trascender con la literatura propia es puro cuento, en un lenguaje mucho más apropiado, colorido, porteño, subversivo, muy bien sazonado, por supuesto. Pero dijo eso, literalmente recuerdo “yo quiero tomarme un café con vos no con los que escribes, si te mueres ya está”… supongo que tiene razón, en cierta medida lo que escribimos es ficción, una mentira, no somos eso, al menos no totalmente.

Creamos otro, aunque hecho por nosotros, no es ni nuestro, no nos pertenece desde que llega a manos de un lector Es más allá de su origen. Sin embargo es tal vez la única forma de acercarnos a aquellos que no están.

Jamás vi en persona a Blanca Wiethüchter, mucho escuhé de ella y leí poco. Regalé un libro que después de dar una vuelta a Tiwanaku terminó volviendo a mis manos, sin llegar al destinatario, supongo que estaba escrito, así debía de ser.

Leí El jardín de Nora, un de las pocas obras de narrativa de B. Wiethüchter cuando terminé la última palabra con el último bocado de mi sándwich, inmediatamente vino a mi cabeza la foto que vi de ella, con el pelo alborotado, la mirada algo dura y el cigarrillo en la mano.

El relato tiene por protagonista a Nora quien ha dedicado sus días a su jardín, único motor de su vida quizá el verdadero personaje principal del relato. Nora que tiene 10 hijos con Franz, todos mudos viviendo fuera de la casa, lejos del jardín, para no estropearlo.

Estos extraños hechos ligados a la aparición de huecos en el jardín de Nora, huecos mortales que se tragan sus preciadas plantas y las desaparecen. Mientras lo hijos e hijas crecen solo bajo el cuidado de una profesora, el jardín cae en desgracia, enloquecida Nora acude a las sabiduría andina para que le curen la maldición, el milagro se hace, la celebración es inminente Nora convoca a los desterrados hijos a la celebración. Ellos finalmente hablan y sus voces hacen el verdadero hueco, la oquedad del abismo.

Pero antes de todo esto Franz y Nora miran un cuadro Adan y Eva de Rafael, preciosa pintura en la que la simetría, composición y armonía son perfectas a no ser por la serpiente que enrocándose por el tronco tiene por cabeza la cara perfecta de una criatura. Es un niño el que destruye la armonía, rompe el idilio, expulsa del paraíso.

Debo admitir que disfruto de las lecturas cuya digestión es lenta, requiere de mucho tiempo y paciencia, tal vez yo misma tenga algo de reptil.