agosto 31, 2010

fuera de numeración A

La ciudad nos recibió húmeda, nos perdimos la primera lluvia pero eso no importa mucho. Sobrevivimos a casi una semana sin vernos. Más yo, ella siguió viviendo es más vivirá sin mi muy rápido, para eso vivo con ella para qué me pueda dejar luego. En cambio yo, soy yo más ella para siempre, ni su ausencia, ni su silencio, ni nada podrá volverme el número entero que fui, y no es una queja es el reconocimiento de una verdad, es la calma que llega luego de un rato de verse un lunar nuevo y encontrarlo sexy.

agosto 23, 2010

4

En esas noches de insomnio forzado la mejor excusa ante los demás eran los primeros exámenes que coincidían con las fechas de su cumpleaños. Siempre le había resultado fácil sacar buenas notas, todas las tardes seguía una escrupulosa rutina después de llegar del colegio. Almorzaba con su familia mientras veían el noticiero a todo volumen con el televisor trepado en la heladera. El noticiero terminaba con el último bocado, entonces ayudaba a lavar los platos o limpiar la mesa, luego se instalaba en el comedor desplegando los cuadernos y textos de tal forma que cuadraban perfectamente con la colocación simétrica de su silla. Leía, hacía resúmenes, resolvía ejercicios de todo tipo hasta media tarde que se levantaba para descansar un poco y ayudar a su padre en la tienda bazar que había sido de su propiedad desde siempre. Se encargaba de la caja. No cenaban, tomaban un algo caliente y luego prendían el televisor. Pero Amanda volvía a los cuadernos y continuaba frente a ellos incluso luego de que todos se hubieran acostado.

agosto 09, 2010

3

a veces se provocaba insomnio, no importaba mucho lo cansada que estuviera, sabía que solo tenía que pasar el momento del sueño para mantenerse despierta por largas horas. Prefería quedarse hasta tarde frente a los cuadernos forzándose a hacer ejercicios y a terminar todas las tareas. Incluso cuando había terminado hacía los ejercicios siguientes, los que todavía no había explicado la profesora. Intentaba resolverlos aunque no siempre podía, en realidad lo que quería era pasar el tiempo, que sus padres se durmieran y su hermano la dejara en paz. Eso sucedía a eso de la una cuando podía escuchar la respiración de todos, incluso la suya, entonces dejaba el lápiz sobre la mesa, estiraba los brazos arriba, metía mucho aire a sus pulmones y lo soltaba con alivio como si hubiera contenido la respiración todo el día.