Hoy recogí mi "cheque cebolla", tuve ganas de llorar en verdad, nunca había ganado tan poco dinero.
Recuerdo mis anteriores trabajos y el saldo que tenía en mi cuenta cada mes, y me dan más ganas de llorar. Es un ejercicio masoquista recordar el pasado de esta forma torturadora.
Es extraño cada vez gano menos y trabajo más, es una verdadera mierda.
Antes cuando me pagaban, sin importar el monto, me sentía milloria, me compraba algo rico de comer, me antojaba algún libro para comprar. Ahora me siento casi humillada recogiendo ese dinero. Quisiera vivir cerca de un puente, en un edificio alto, para mirar la ciudad y tener en mi cabeza esa cursi imagen mía, melancolía mirando los abismos, pero en eso también ando un poco mal con la carretera a Sta. Cruz a cien metros las bocinas de camiones a media noche son la banda sonora de mis sueños. "Calma"- me digo. ya vendrán tiempos mejores- Pero ni yo me creo mucho eso. Voy dejando de a poco el lugar de la joven promesa para ser una adulta regular, tal vez ese es mi lugar.Qué significa resignarse? qué se resigan y cuando? como uno se resigna?.
Hemos decidido armar un pesebre sólo para que la Lucía lo recuerde,(tal vez eso es resignarse) cuando sea mas grande le explicaremos el asunto de la navidad como un hecho histórico, como el nacimiento de alguien importante que cambió la historia. Todavía es chica y eso me da tiempo para inventarme bien el discurcito navideño sin que ella encuentre demasiadas incoherencias. Para eso también habrá tiempo.
A estas horas huelo mal, me hace calor y estoy cansada.
A estas horas quiero todo lo que no tengo
noviembre 15, 2010
noviembre 08, 2010
Redial
El hombre entra a la cabina y levanta el teléfono, aprieta redial y espera. Su párpado izquierdo le tiempla por un par de segundos. Pero su mano es firme en los movimientos, aprieta solo un botón y espera.
-Hola- le contestan una mujer
- Hola he recibido una llamada de este teléfono - sonríes mientra habla le alivia saber que es una mujer
- Miré no sé somos varias personas aquí, como se llama?-
- Mi nombre es Cristobal
- Espere un momento pregunto por aquí
- Bueno- es amable, piensa
La chica vuelve al teléfono - No nadie ha llamado a un Cristobal-
- disculpe señorita no quiero molestarla.. es que...-
- si?-
- Mire es un poco extraño lo que le voy a decir.... creerá que estoy un poco loco, esta usted muy ocupada?-
- No le entiendo-
- Disculpe, es que no quisiera pedirle algo y no quiero quitarle su tiempo por eso le pregunto-
- No, la verdad no estoy muy ocupada-
- Mire vengo esperando esta llamada desde hace mucho, vivo solo en esta ciudad desde unos dos meses y no he hablado con nadie en mucho tiempo..... disculpe, estará usted pensando que soy un atrevido..-
Silencio
-..... y porque se cambio de ciudad?- dice finalmente la chica
- Tuve que hacerlo sabe, me estaba sofocando, odio tanto la ciudad de la que me fui que no quiero ni nombrarla-
- A todos nos pasa eso -
- Si, usted comprende sabe es terrible despertarse y tener esa sensación de no ser parte del lugar. Lo que me mata es el calor de aquí, no puedo acostumbrarme-
- Toma un tiempo-
- Disculpe ... no quiero quitarle su tiempo es que yo esperaba esa llamada con muchas ansias y pensar que la perdí solo por dejar un momento solo el teléfono me atormenta, por eso llamé y al escucharla pensé que tal vez finalmente alguien me había llamado.. y bueno usted tiene una voz muy linda .....siento que me hace bien escucharle-
(la chica sonríe al otro lado del teléfono)
- bueno mire... yo.. este .. no quiero molestarla ve?... es que me gustaría escucharla un poco más, si puede claro si es que no estoy interrumpiendo nada, lo último que quisiera es molestarla-
- y qué quiere que le diga?-
- no sé lo que quiera, qué hizo hoy, qué piensa hacer mas tarde... qué le da miedo, qué comida le gusta-
- pues para no estar mucho tiempo en esta ciudad ya tiene las preguntas sobre comida-
El hombre ríe- eso sí se pega fácil al parecer-
Y si! dice la chica-
Me gustaría saber su nombre- dice
Me llamo Raquel-
Raquel, un gusto soy Cristobal-
ríe -que extraña forma de presentarse-
-Lo siento-
-No se disculpe tanto Cristobal-
-Lo siento, es decir siento sentirlo...-
la chica suelta una risa nuevamente.
-Es que no sé como decirle que no quiero molestarla-
-No se preocupe. Por cierto ya debo irme-
-Raquel puedo volver a llamarla-
ríe de nuevo- yo creo que sí, siempre y cuando no se disculpe tanto.
-No lo haré-
-Bueno, suerte con la ciudad puede ser un poco ruda- dice Raquel
-Gracias, a veces uno encuentra oasis en los lugares más secos y sofocantes, escucharla ha sido así-
Un brillo extraño aparece en los ojos de la chica.
-Si vuelvo a disculparme ahora no me dejará llamarla la próxima vez verdad?-
-Así es! dice la chica sonriendo
-Bueno, Raquel la molestaré otro día.
-Bueno, dice ella.
-Hasta entonces-
-Hasta luego Cristobal-
Cuelgan
Sale de la cabina y paga con un billete de diez, el chico del mostrador se detiene un segundo antes de tomar el billete, le mira a la cara y luego desvía inmediatamente la mirada. Ya conoce ese gesto. Ninguna de las cirugías logró quitar las marcas del agua caliente.
-Hola- le contestan una mujer
- Hola he recibido una llamada de este teléfono - sonríes mientra habla le alivia saber que es una mujer
- Miré no sé somos varias personas aquí, como se llama?-
- Mi nombre es Cristobal
- Espere un momento pregunto por aquí
- Bueno- es amable, piensa
La chica vuelve al teléfono - No nadie ha llamado a un Cristobal-
- disculpe señorita no quiero molestarla.. es que...-
- si?-
- Mire es un poco extraño lo que le voy a decir.... creerá que estoy un poco loco, esta usted muy ocupada?-
- No le entiendo-
- Disculpe, es que no quisiera pedirle algo y no quiero quitarle su tiempo por eso le pregunto-
- No, la verdad no estoy muy ocupada-
- Mire vengo esperando esta llamada desde hace mucho, vivo solo en esta ciudad desde unos dos meses y no he hablado con nadie en mucho tiempo..... disculpe, estará usted pensando que soy un atrevido..-
Silencio
-..... y porque se cambio de ciudad?- dice finalmente la chica
- Tuve que hacerlo sabe, me estaba sofocando, odio tanto la ciudad de la que me fui que no quiero ni nombrarla-
- A todos nos pasa eso -
- Si, usted comprende sabe es terrible despertarse y tener esa sensación de no ser parte del lugar. Lo que me mata es el calor de aquí, no puedo acostumbrarme-
- Toma un tiempo-
- Disculpe ... no quiero quitarle su tiempo es que yo esperaba esa llamada con muchas ansias y pensar que la perdí solo por dejar un momento solo el teléfono me atormenta, por eso llamé y al escucharla pensé que tal vez finalmente alguien me había llamado.. y bueno usted tiene una voz muy linda .....siento que me hace bien escucharle-
(la chica sonríe al otro lado del teléfono)
- bueno mire... yo.. este .. no quiero molestarla ve?... es que me gustaría escucharla un poco más, si puede claro si es que no estoy interrumpiendo nada, lo último que quisiera es molestarla-
- y qué quiere que le diga?-
- no sé lo que quiera, qué hizo hoy, qué piensa hacer mas tarde... qué le da miedo, qué comida le gusta-
- pues para no estar mucho tiempo en esta ciudad ya tiene las preguntas sobre comida-
El hombre ríe- eso sí se pega fácil al parecer-
Y si! dice la chica-
Me gustaría saber su nombre- dice
Me llamo Raquel-
Raquel, un gusto soy Cristobal-
ríe -que extraña forma de presentarse-
-Lo siento-
-No se disculpe tanto Cristobal-
-Lo siento, es decir siento sentirlo...-
la chica suelta una risa nuevamente.
-Es que no sé como decirle que no quiero molestarla-
-No se preocupe. Por cierto ya debo irme-
-Raquel puedo volver a llamarla-
ríe de nuevo- yo creo que sí, siempre y cuando no se disculpe tanto.
-No lo haré-
-Bueno, suerte con la ciudad puede ser un poco ruda- dice Raquel
-Gracias, a veces uno encuentra oasis en los lugares más secos y sofocantes, escucharla ha sido así-
Un brillo extraño aparece en los ojos de la chica.
-Si vuelvo a disculparme ahora no me dejará llamarla la próxima vez verdad?-
-Así es! dice la chica sonriendo
-Bueno, Raquel la molestaré otro día.
-Bueno, dice ella.
-Hasta entonces-
-Hasta luego Cristobal-
Cuelgan
Sale de la cabina y paga con un billete de diez, el chico del mostrador se detiene un segundo antes de tomar el billete, le mira a la cara y luego desvía inmediatamente la mirada. Ya conoce ese gesto. Ninguna de las cirugías logró quitar las marcas del agua caliente.
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