enero 16, 2010
Recorro la ciudad en una brasilia naranja, es casi un insecto, su motor zumba como las más felíz de las cigarras del verano. Es un bicho algo viejo pero fiel, la Lucía es mi copiloto. Todos los días batallamos contra el calor de sus entrañas, más con este sol de verano, pero ella es muy amable se las arregla para tener desperfectos sólo los fines de semana. Dicen que las cosas se parecen a sus dueños, tal vez yo tengo algo de naranja, algo de ruidosa y también, porque no decirlo, de insecto.
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