Esta permanente sensación de duda me hace leer de nuevo y entonces surge la explosión, todo de repente engrana se van articulando uno a uno los detalles, incluso los que parecen irrelevantes.
Cárcel de Árboles toca la convergencia entre el lenguaje, el pensamiento y el placer, una ficción desconcertante sobre las capacidades del hombre para entender el mundo a través de palabras y por ende sufrirlo o disfrutarlo.
Una Doctora, una apuesta por anular el pensamiento cortando la lengua, interviniendo el cerebro, la relación entre palabra y placer, eliminando los lazos cerebrales de la memoria, convierte a hombres en máquinas de perfecta obediencia. Pero no cuenta con la escritura, los signos que construyen un mundo que las operaciones no logran borrar.
Casi un texto de ciencia ficción, al principio tedioso, casi incomprensible, solo luego deslumbrante.
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