Sobre el mesón están las verduras, el cuchillo, la tabla de picar, mi compu portátil con modem de internet y en la pantalla la primera jornada de la conferencia de escritores, por primera vez pasada por streaming.
Mientras la Directora del Centro Patiño da las palabras de bienvenida mi hija me pide que busquemos su cuaderno perdido, le gusta dibujar en el mismo mesón donde yo cocino. Dos cosas vienen a mi mente mientras me agacho para mirar debajo del sillón:
La frase de un libro que leí hace mucho, cuando tenía un trabajo normal que odiaba y me hacía infelíz, una frase de la hoja de agradecimientos donde la autora le decicaba una frase a una amiga suya, cerraba diciendo "...... que me acompañó en años difíciles tratando de equilibrar trabajo y familia".
El segundo pensamiento es más bien una pregunta ¿cuanto tiempo puede soportar el oído humano una misma palabra?, la Lucía repite mamá millones de veces al día y en algún punto, sobre todo de la noche, entro en crisis porque la dichosa palabrita me taladra el tímpano.
Dibujo muchos cícurlos en una hoja y la Lucía les pone ojos, boca, patas y manos. Se toma su tiempo, yo pelo la cebolla y la corto en pedacitos. Claudio Ferrufino ha comenzado a hablar se remite a los griegos, habla de la violencia en los griegos del amor, del sexo, de Elena y toda la guerra de Troya desatada por ella y las imprudencias de Paris. La escena de la peli reciente, me golpea y me río solo de pensar lo amanerado que se ve Paris y que por su culpa se arma tremendo despute.
Ya cuando estoy empezando a aburrirme Ferrufino habla de Batman, el estreno, el asesino, su domicilio cercano y el terror al comprobar su fascinación por el poder de la ficción. La gente que evidencia sus mugres internas me cae bien, puede ser una estrategia pero lo hizo bien. Desde el mesón de mi casa digo "punto para Ferrufino".
Estoy cocinando un pastel de verduras, tengo carote rallado, dos zanahorias, una cebolla en cubitos y pimentón; la masa descongelada (seré cocinera pero tengo mucho de practicidad, amasar es un placer para el que no me queda tiempo). La Lucía ha terminado de poner ojos y cuerpo a todo sus enjendros y me dice "no quiero mamá, no quiero", le explico que no es para ella. Típica mentira maternal.
Pienso que debería aprovechar el horno caliente y poner algo más, tal vez una tarta. En ese momento empieza habla Santiago Gamboa.
Si voz profunda es cálida y hace que la lectura de su ponencia no sea tan pesada. Me decido por hacer un queque, le pido a la Lucía que traiga los huevos, olvida siempre cerrar el refrigerador así que se lo recuerdo. Gamboa habla de de la ciudad, en realidad llega la ciudad explicando como la novela negra ha evolucionado y cómo develar el misterio no es ya lo más importante sino la forma de narrarla y que si bien el misterio, el detective, lo extraño existen aun, lo personajes tienen ahora el escenario "natural" perfecto: la ciudad posmoderna. Habla de Managua donde los pocos empresarios exitosos andan todos los días con chalecos antibalas. Explica que siempre vivió en ciudades capitales, esos montruos enormes donde la ficción no necesita de mucho para construirse.
O al menos así le entiendo mientras claculo las tazas de harina y bato los huevos.
Solo leí Necrópolis de Santiago Gamboa, la contratapa no me motivó me parecía una historia poco creíble, además es un libro gordote y normalmente no los termino. En Necrópilis hay una actriz porno, un escandinavo que se viste de mujer para mirar la luna, una periodista con piercing en el labio vaginal, un ex miembro de una secta religiosa y un bartender que se acuesta con las chicas de la limpiezas. Es decir uno no se aburre con ese libro. Las ojeras de ese mes se las debo a Necrópilis.
La Lucía no quiere soltar la cuchara, le hago un amague y termino de mezclar. Ponemos el queque al horno y sacamos el pastel de verduras que está listo. Ya no sé en qué estaba Gamboa.
Pongo una pregunta para por el chat del streaming es para Gamboa sobre las editoriales y está de acuerdo con sus sistema de distribución que hace que sus libros no lleguen a Bolivia.
Ajusto enter y cierro la compu. Es hora del baño de la Lucía.
Una crónica de verdad está en: http://bosquemocional.blogspot.com/2012/08/vii-encuentro-de-escritores.html
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