En la noche me llega el fresco y me siento estúpida, no es posible que no pueda vivir en una casa calurosa, razono, respiro hondo y me tranquilizo, en la noche es fácil tranquilizarse con veinte grados a las diez de la noche.
Pienso que hay mucha gente que vive en climas extremos, calores sofocantes o fríos que duran casi todo el año, porqué no podría acostumrbarme yo, a un clima un poco más caluroso?. Pero luego me da sueño y el día vuelve a pasar, y son de nuevo las once de la mañana y luego llegan las tres y es un día despejado y yo otra vez sin saber que hacer muerta de calor, enloquecida por el sudor y las ganas de sentarme en el pasillo en la planta baja a esperar que se pase el sol.
Luego otra vez la noche, las razones, la averiguaciones sobre aire acondicionado, el cansancio y el sueño. Y así cada día en un ciclo malévolo.
El invierno será bueno, me digo para consolarme.
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