septiembre 09, 2008

Sobre la necesidad de nombrar

Poco sé de literatura y no me avergüenzo, más vergüenza me daría decir que sé y que no sea cierto.
Por suerte en literatura hay más dudas que certezas. A veces leo algo olvidado, perdido, poco recomendado y me parece maravilloso, lo mismo ocurre al contrario.
Si quisiera encontrar la forma de obtener resultados en los que todos estén de acuerdos, estudiaría matemáticas o me dedicaría a la física, por eso me chocan tanto las sentencias absolutas en materia de literatura. Por supuesto hay algunos vagos parámetros, pero vagos al fin y al fin también construidos entre viles mortales.

No me gusta el apéndice "femenina" de la literatura, suena mucho a encaje, lágrimas de cocodrilo y cursilería. Ponerle un nombre a una forma de escribir es una necesidad de clasificar, de nombrar. En el afán de ordenar la realidad tendemos a diseccionarla para hacer mas digerible un todo muy complejo, a veces sin embargo, nombrar las cosas las estigmatiza, las coarta, las reduce. Las palabras, los nombres actúan como filtro a veces útiles a veces no.

Escribir desde los sentimientos, hablar desde el cuerpo, desde una mirada en particular es un forma de aprehender el mundo, tal cual lo haría un niño, una campesina, un ciego, un loco. Este post es una divagación, solo un intento por repensar lo establecido, por no quedarse sólo con los nombres.

septiembre 04, 2008

Testamento de adolescencia: Mario Santiago


He abandonado este blog contra mi propia voluntad.
Pero la libertad cibernética de no saber quién ni cómo lee esto, o si siquiera se lee, me tranquiliza, me da cierta paz que las responsabilidades habituales no podrían darme.

Pero retomo y de la mejor manera con algo corto y voraz que leí en un blog muy bueno y anónimo. La autora del blog postea el poema de un mexicano de letras vibrantes Mario Santiago, quien fuera amigo de Bolaño y sufriera la misma triste suerte de abandonar temprano este mundo.

Para la colección, para retomarla , pongo este precioso poema. En mi humilde entender una joya de la expresión del fin de una época tortuosa y desenfrenada como es la adolescencia. Además me recuerda a un cuento que reescribir mil veces para luego perder junto a todo lo que guardaba en mi flash de 20 pesos.

Aquí va:

Testamento de adolescencia

No tengo sino este arcoíris que regalarte
No tengo sino este espermatozoide de armadillo
Esta furia de alacrán
que me sale de los poros
Esta planta carnívora
que ha instalado su tienda gitana
en el horno transparente de mis poros
Este mechón de luna mordiendo las tejas calientes de mi pelo negro
Estalactitas de caminos de éter
Estalactitas de experiencia alada
Mi cuerpo es 1 sapo drogado en los burdeles
No uso bitácora ni sombra
Este cuajo de sangre que ves
Es mi patria-píldora
Mi botón de despegue
Mi gruñido
Mi swing
Mi bendición

He andado entre otras flores
& en tu pelo sonrío
Poeta & vagabundo
Iconoclasta del avión
Esculca mi mochila
& hallarás tu sino
No tengo más que darte
:Hoy hay sol: