mayo 29, 2010

Encontró las cartas que había escrito en su adolescencia y se pasó toda la tarde matándose de risa. Con la perspectiva los peores dramas pueden parecer tan graciosos. A sus treinta años los desencuentros amorosos del colegio le resultaban una diversión, lejos de las complicaciones hormonales y el lidiar con el cuerpo cambiante todo parecía haber sido un sueño. Ahora era divertido recordar.
Las cartas mostraban lo mucho que le había costado aceptar el rechazo de alguien. !Qué bueno que todo eso había pasado!, pensó mientras sonreía moviendo la cabeza de un lado al otro, incrédula de toda la cursilería de la que fue capaz de poner en esas cartas.
Las guardó en la caja de zapatos y miró el reloj, se hacía de noche.
Apoyó los codos en el marco de la ventana y prendió el cigarrillo, era sábado iniciando la noche y una vez más, los programas de televisión eran su único plan.
Un día más terminaba sin recibir esa llamada.

1 comentario:

LaRouge dijo...

crecer y ver atras jamas con arrepentimiento.... Simplemente sintinedose mas grande .
Me gustó mucho el post